Atlético Nacional y el 2025: un año con títulos, pero sin grandeza
Comunicador y periodista con gran pasión por los deportes y el análisis de la realidad nacional e internacional.
El cierre del año para Atlético Nacional deja, en realidad, una sensación ambigua. Más cercana al sinsabor que a la satisfacción. Porque, aunque en 2025 consiguió dos títulos —la Superliga y la Copa BetPlay—, estos terminan pareciendo más trofeos de consolación que verdaderos objetivos cumplidos para el club más grande de Colombia.
Los objetivos del Verdolaga no se miden solo por la grandeza de su palmarés y su historia. Se miden, especialmente, por su inversión y por la plantilla que armó: un equipo con nombres de jerarquía y recorrido, pensado para dominar la Liga y para volver al escenario internacional con aspiraciones reales, como quien ya sabe lo que es probar la gloria eterna de la Copa Libertadores en dos oportunidades.
Dentro de esa nómina aparecieron refuerzos como Billy Arce, extremo ecuatoriano procedente del Santos de Brasil; Fáber Gil; el lateral uruguayo Camilo Cándido; Facundo Batista; y el regreso de Matheus Uribe, entre otros. También se dio la renovación de Alfredo Morelos por un año y medio, consolidando su continuidad como referente ofensivo. A ellos se sumaron Marino Hinestroza, Kevin Viveros y Juan Manuel Zapata. Un equipo que, en el papel, debía intimidar a cualquier rival.
La meta mínima en la Copa Libertadores era alcanzar los cuartos de final, pero la participación del equipo nunca transmitió la sensación de tener aspiraciones reales al título. Nacional mostró dos caras muy marcadas: fuerte como local, donde consiguió los puntos necesarios, y muy pobre como visitante, donde no logró ganar un solo partido y sufrió derrotas contundentes. Clasificó segundo en su grupo sin ser protagonista y quedó eliminado en octavos de final ante São Paulo, dejando una imagen discreta en el torneo continental.
En la Liga BetPlay 2025, el patrón se repitió. El equipo antioqueño ofreció, por momentos, destellos del grande que es, pero nunca logró sostenerlos. Fueron ráfagas de buen fútbol, rachas prometedoras que no se consolidaron. En el primer semestre terminó en la quinta posición con 35 puntos. Fue el equipo más goleador del ‘todos contra todos’, con 37 tantos, pero también recibió 21. En los cuadrangulares semifinales, integró el Grupo B y quedó fuera de la disputa tras sumar solo 8 puntos de 18 posibles, mientras Santa Fe se quedó con el grupo con 12 unidades.
Eliminado en la Liga y en el torneo continental, el proceso de Javier Gandolfi llegó a su fin en septiembre, tras un mal arranque en el torneo Clausura. Como técnico encargado terminó el año Diego Arias, hombre de la casa y con amplia experiencia en las divisiones inferiores del club.
En sus primeros partidos al mando, Arias consiguió tres victorias y un empate, lo que representó un rendimiento cercano al 84 % en ese inicio. Bajo su dirección, el equipo mostró una mejora evidente en resultados y rompió tres rachas negativas históricas: venció al Unión Magdalena en Santa Marta después de más de dos décadas, ganó un clásico en casa ante Millonarios tras ocho años sin hacerlo y goleó a Independiente Medellín en el clásico paisa luego de nueve partidos sin victoria.
Sin embargo, pese a ese repunte, el equipo no cumplió los objetivos más importantes de la temporada. Volvió a quedar fuera de la final de la Liga BetPlay y no aseguró un cupo a la Copa Libertadores 2026. En términos prácticos, el ciclo de Arias como técnico encargado sirvió para ganar tiempo y calmar, parcialmente, a una hinchada cada vez más exigente.
El presidente Sebastián Arango hizo su balance y fue claro al reconocer los errores:
“No cumplimos todos los objetivos, eso es innegable. Cada quien podrá calificarlo como quiera. Nosotros somos muy críticos y conscientes. Los jugadores, el cuerpo técnico y quienes trabajamos en Nacional reconocemos esa responsabilidad. El fútbol da revanchas. El próximo año volveremos a luchar por la Liga, por clasificar a Libertadores y, si nos corresponde, afrontar la Sudamericana con la seriedad que exige nuestra historia”.
La historia del Verde la respalda una hinchada fiel, que en este último semestre acompañó al equipo con cerca de 34 mil aficionados por partido. Una hinchada que exige títulos y que no se conforma. Desde la dirigencia también se anunció que el nuevo entrenador será presentado antes de finalizar el año, ya que los trabajos se reanudarán el 5 de enero, cuando el plantel regrese de vacaciones. Además, se buscará reforzar la banda izquierda, los extremos y un delantero, mientras se avanza en la renovación de Alfredo Morelos, uno de los jugadores más importantes del equipo.
Sería injusto decir que 2025 fue un año para el olvido, pero tampoco será uno que la hinchada verdolaga atesore. Porque aunque hubo dos títulos, para un equipo que se armó para ser una máquina, el rendimiento se quedó a medio camino. Ganar trofeos “menores” no es un fracaso, pero tampoco es el objetivo final de un club como Atlético Nacional.
De cara a 2026, Nacional necesita volver a construir una identidad sólida y una idea que se sostenga en el tiempo. Porque en este club, ganar no es una opción: es una obligación.